Carmen Camí, la que fuera novia de Iñaki Urdangarin antes de que se casara con la Infanta Cristina, habla con La Otra Crónica de El Mundo. Asegura que cuando estaban juntos no era ambicioso.


"Cuando 'Txiki' estaba conmigo no era ambicioso"
Viernes, 6 de enero de 2012
ANNA R. ALÓS

Entre las turbulencias y los pases ladeados en que se halla sumergida la Casa Real, hay una cuestión en la que SSMM pueden respirar hondo. Carmen Camí, la mujer que compartió con Iñaki Urdangarin, Txiki para los amigos, los casi cinco años previos a la boda principesca, tiene intención de mantener la boca cerrada en lo que se refiere a las correrías socio-económicas de su antiguo amor. «Pero, ¿qué tengo que ver yo con todo esto?», se sorprende. Abre sus ojos castaños, sacude la cabellera negra y brillante, sonríe con dientes blancos, perfectos, y comenta: «Han pasado 15 años desde entonces. Es una historia muy lejana. Pero si teníamos 25 años y a esa edad...»


En ese punto sonríe y sacude la cabeza intentando dar crédito a lo que le parece incomprensible. Charlamos frente a un chocolate caliente en un bar de Puigçerdá, la capital de La Cerdanya, en el Pirineo catalán. «No me gusta nada esta situación. Y la verdad es que me da muchísima pena todo lo que le está pasando».


Hay que mirar atrás para comprenderlo. Cuando se anunció el compromiso entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, Carmen Camí, la que fue su pareja hasta el mismo día del anuncio, fue una de las mujeres más perseguidas por informadores y fotógrafos. Hoy vuelve a cobrar actualidad ante la pregunta que la mayoría de españoles desearía formular: ¿Era Iñaki Urdangarin un hombre ambicioso? «No conocí nunca esa faceta suya; no, no era un hombre ambicioso. Por lo demás, no hablé entonces y tampoco voy a hacerlo ahora. Todo esto es ya un capítulo cerrado».


Totalmente cerrado, porque la actual vida de Camen Camí es de auténtica princesa, aunque sea por sorpresa y no haya una corona en su vestidor. Su día a día transcurre feliz junto al empresario Javier Pellón y los dos hijos de ambos. Viven en Barcelona, en un barrio tranquilo de la zona alta. También su físico es envidiable: alta, con una silueta perfectamente equilibrada, pura fibra, vivaz, habladora, con una elegancia innata y «buena gente y con una integridad fuera de toda duda», comenta una amiga con la que compartió pupitre en el colegio de Puigçerdà, la ciudad en la que nació, creció y se enamoró del chico que se instalaría los fines de semana en la casa familiar de los Camí.


Su vida compartida con la del jugador era sencilla. Poco amiga de salidas y excesos, fue una noche cuando su destino se truncó. Él acudió a una cena a la que ella no fue, y la mirada de una infanta de España se posó en él. Aunque otras voces comentan que ella ya le había echado el ojo en los juegos de Atlanta. El resto ya es historia.



Hace 15 años Carmen Camí y Txiki formaban una pareja estable desde hacía casi un lustro. Estable también para sus familias, ambas, y para sus amigos. En un momento de supuesta crisis, por la fisura se coló una princesa real sin más cuento que su fervor por el jugador de balonmano. ¿O fueron los nuevos planes románticos del deportista los que provocaron la crisis?

En cualquier caso y por si alguien duda, la princesa coronada de este relato conocía sobradamente la relación de su objeto de deseo y, según comentan amigas de Carmen, como alguna que otra mujer enamorada no tuvo reparos en abrirse camino hasta el chico de los ojos azules, hasta el príncipe de sus sueños, incluso pidiéndole a algunas amigas que le llamaran para informarla. ¿Sería en aquel mismo instante, al saberse amado por una princesa, cuando se encendió en el deportista la alarma de la ambición?


«SE HUNDIÓ»

Algo arrastró a Urdangarin hasta la puerta misma de La Zarzuela y en semejante escenografía protagonizó el gran papel de su vida: el anuncio de su compromiso con Cristina de Borbón. Su novia hasta el mismísimo instante anterior, conocía la noticia a la vez que todo un país. Tocada y hundida, así dicen que se sintió al ver a Txiki en la pantalla, rodeado de reyes, príncipes y plebeyos, anunciando una vida en la que ella no tenía lugar. «Se hundió», comentan en su entorno más cercano.


Como parte de ese entorno, puedo comentar que Carmen Camí respiró hondo y descansó porque de pronto comprendió, como en tantos día a día de la gente corriente como ella misma, que la crisis tuvo nombre y apellido y se convertía en un capítulo más de la infidelidad. En este caso, además, tuvo rostro y millones de oyentes. Carmen Camí entraba en el ranking de mujeres engañadas por amor...


Pero en ese vaivén de ida y vuelta que a veces regala el destino, la chica de capital de provincias cuyo lugar ocupó una princesa, se dio cuerda a sí misma, se enamoró de su propio caballero andante, uno de los hombres más atractivos de Barcelona, propietario de diversos centros deportivos en Barcelona y en Madrid, y no alberga ningún tipo de resentimiento.

Vuelve a comentar la amiga: «En todo caso, si algún sentimiento asoma es el de la compasión, lo que indica el grado de serenidad, madurez e inteligencia emocional en el que vive hoy Carmen Camí».

Txiki Urdangarin, sin embargo, ha llegado a una supuesta estabilidad emocional por los intrincados caminos de la infidelidad y del doblete sentimental, pues mantenía una relación con Susana Lópezcuando comenzó con Carmen. Algo tiene el agua cuando la bendicen y algo debía de haber en la transmisión emocional del multiamante porque también Susana salió reforzada del engaño y organizó una familia estable con un empresario con el que tiene tres hijos. Es también, como Carmen, una mujer feliz. Lo que él se perdió está ahí, en forma de mujeres felices, y de lo que ellas se libraron está también ahí, pero en primera fila del escándalo nacional.


SIN DINERO

Los últimos días se ha oído en diversos programas de televisión que tanto Carmen Camí como Alonso Guerrero, el primer marido de Letizia Ortiz, habrían recibido cuantiosas sumas de dinero por su silencio y por mantenerse alejados del panorama mediático. Carmen vuelve a abrir los ojos y niega con rotundidad y hasta algo de enfado: «Nunca nadie me ha ofrecido dinero por callar, es mentira. Tampoco hay nada que hablar ni que mantener en silencio. Yo no conocí a este Iñaki Urdangarin que hoy es noticia, insisto en que conocí a otro que no era ambicioso, para nada».



Es cierto que Carmen Camí vive en una posición económica más que holgada, pero de no ser así es más que probable que se negara a aceptar un cheque por saltar a la palestra informativa como ya se negó hace 15 años y en un momento en que su situación no era tan boyante como la actual. Negarse a vender sus experiencias forma parte de su elegancia innata.



Al concluir este encuentro, Carmen se sumerge en su plumón, capucha incluida, y se va a buscar a sus hijos. Afuera el termómetro marca seis grados, pero ella, acostumbrada al frío, saluda con una sonrisa incluso a aquellos que cuando más les necesitó optaron por vestirse de gala para acudir a una boda palaciega con una infanta.

El suyo es un testimonio silencioso que reivindica el funeral por una realidad más que enterrada hace ya muchos años. Txiki descansa plácidamente en un pequeño rincón de sus recuerdos. Es historia en su memoria, como lo será en la Historia escrita de España.


Fuente | La Otra Crónica de El Mundo





2 comentarios:

LadyMarian

Evidentemente este chico siempre necesita saltar teniendo compañía asegurada del otro lado.

Lo que estas mujeres no se dan cuenta es que si comenzás una relación cuando el tipo está con otra, sos candidata segura a que a vos también te pase lo mismo que a la anterior... Es más, casi diría que no tenés derecho a quejarte si vos estuviste en esa posición. Quizás por eso Carmen Camí está calladita...

Lujo

@LadyMarian
Está calladita también porque no puede decir nada más. Ya sabes el tema M.
Besos!!!

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